La Monita

Los grados de la masonería simbólica comprenden tres grados, de estos, el grado de maestro es el último, en el cual se prepara al masón para el estudio filosófico de manera perfecta y consciente, usando sus cualidades morales, virtudes e inteligencia y demostrándolo a través de sus facultades y de esta manera enseñar a los iniciados y compañeros de logia, de a cuerdo a su grado, lo que la ha entendido al ser despojado de sus dudas filosóficas.

El masón necesita de toda su voluntad para poder ser un ejemplo vehemente de la obediencia y disciplina en el cumplimiento de sus compromisos, de sus deberes y juramentos, también debe ordenar su mente interior, mientras fortalece su voluntad espiritual, es decir debe perfeccionar su mente dominándolo con el poder de su pensamiento una ves logrado esto no habrá barrera alguna que impida lograr sus metas trazadas y o aspiraciones.

El masón ha vivido una experiencia como es la resurrección porque la acacia le es conocida y con esto logra visualizar lo antes mencionado, por ejemplo: después de la destrucción viene la descomposición y putrefacción y posteriormente nace el germen, se crea una nueva vida, es decir que ha conocido la inmortalidad en forma permanente y ha triunfado sobre ella, para poder combatir el oscurantismo, la ignorancia, la superstición y el fanatismo que padece nuestra sociedad.


Dentro del templo el maestro es el más fuerte sostén de edificio, es por esto que el hombre fuerte no debe caer, el que es débil tiene la obligación de luchar constantemente hasta lograr vencer las pasiones y eliminar los vicios, el que comete algún error debe arrepentirse y tratar de remediarlo, por lo cual resulta que quien haya caído, debe levantarse de nuevo para demostrar que verdaderamente es fuerte , su actitud siempre será digna de alabanza. ”El que lucha para corregir sus defectos se hace estimar de quienes lo rodean ,porque se hace digno de tal honor” “El que se arrepiente indica que posee un alma noble” y desde ese momento también se hace digno de la estimación de sus semejantes, lo que siempre será como un justo estimulo a su comportamiento.

En conclusión es la inmortalidad del alma y la inocencia es decir lo más puro del ser.